¿Cómo podemos mejorar la calidad del agua del Arroyo Manga, en el Km 16, para que estudiantes y vecinos podamos vivir en un ambiente más sano y volver a sentirnos orgullosos de nuestra identidad barrial?
Nos pusimos un objetivo: cuidar la naturaleza, la cultura y los lugares que conectan lo natural con lo que construyó la comunidad porque son de gran valor y pertenecen a todos. En específico, queremos cuidar el Arroyo Manga, el Parque Marcos Sastre y también promover la huerta, en los hogares o en los espacios compartidos.
Primero pensamos cómo detener la basura que está a simple vista en el agua.
Diseñamos una barrera flotante llamada biobarda, hecha con botellas usadas y redes. Nos inspiramos en ideas reales que ya se usan en otros lugares para frenar plásticos y basura.
Y lo mejor: no es solo un prototipo. Ya trabajamos en equipo con la Escuela 342 y la Escuela 403 para instalar una biobarda real en el Arroyo Manga.
Después tuvimos un gran desafío: limpiar el agua. Para eso pensamos en una represa que divide el arroyo en dos partes. En una parte, el agua entra sucia. En la otra parte, el agua sale limpia.
¿Cómo lo hacemos?
Usamos una bomba que filtra el agua sucia. El filtro está hecho con materiales naturales, como se hacía antes.
Pero no queríamos parar ahí. Queríamos controlar si el agua salía limpia de verdad.
Por eso usamos placas micro:bit y sensores de turbidez. Estos sensores miden cuánta luz pasa por el agua. Entonces, si del lado limpio el agua todavía se ve sucia, suena una alarma y se envía una señal por radio.
Cerca del Parque Marcos Sastre pusimos una toma de agua. Esa toma llena un tanque grande y elevado. Entonces, cuando el tanque se llena, el sistema se apaga solo.
Con el agua ya limpia y guardada, diseñamos un riego automático para una huerta comunitaria.
Pero no es una huerta cualquiera, sino que es como la que hacían antes nuestras familias y vecinos.
Es parte de lo que hace especial a nuestro barrio y nos conecta con nuestra historia y costumbres.